Ya podemos observar en nuestros televisores a Fernando Alonso decepcionando de nuevo a sus seguidores, a Lewis Hamilton poniendo la emoción al campeonato al desafiar al coche más fuerte del momento y a Antonio Lobato dando la brasa como cada año: en efecto, al fin ha arrancado la temporada de Fórmula 1 de 2011 y, con ella, las discusiones en cada hogar y debates en cada bar. ¿Quién es el mejor piloto? ¿El más rápido? ¿El más completo? En el Instituto Juan Manuel de Prada no creemos que la respuesta a cuestiones como estas sea sólo cuestión del gusto personal de cada uno, sino que se trata de una respuesta que se puede determinar (o, al menos, estimar) de forma objetiva a partir de los datos. Es este enfoque empírico, que nace de nuestro espíritu científico, el que caracteriza al Instituto y el que nos impulsa a analizar con el máximo rigor posible cada aspecto de la realidad. En esta entrada nos proponemos levantar el subjetivo velo mitológico con el que los «patriotas del deporte» han cubierto estas incógnitas y dejar que la luz de la razón las alcance y clarifique.
Una primera estadística posible para caracterizar la calidad de cada piloto es observar los puntos que han obtenido en la temporada anterior. No obstante, como nuestros sagaces lectores pensarán desde sus teclados, es una métrica imperfecta, no sólo determinada por la habilidad al volante sino por factores aleatorios como una racha de mala suerte con los repostajes, las previsiones meteorológicas, los problemas mecánicos o los Safety Car o factores transitorios como una innovación mecánica o aerodinámica de tu equipo que te coloca por delante de todos los demás. El azar, en resumen, es un factor importante durante una temporada. Además, aunque es cierto que los mejores pilotos acaban aterrizando en los mejores equipos, este proceso no es instantáneo, ya que suelen pasar en primer lugar por escuderías secundarias. Por ello, en un año dado, los que quizás sean los mejores pilotos en dos o tres temporadas todavía no están en condiciones de competir con los bólidos más veloces; salvo en el caso de Hamilton, cuyo talento era visible desde la lejanía y, por ello, se le concedió la oportunidad de llegar a la F1 por todo lo alto. Sus resultados, como podremos observar a continuación, confirman que fue una apuesta impecable.
Nuestros estadísticos han ideado una métrica metodológicamente superior a la puntuación de una temporada: la puntuación acumulada durante una cierta cantidad de temporadas. Sin estar exenta de defectos, se trata de una variable que mejora sustancialmente el ratio señal-ruido respecto a la puntuación durante un año: al aumentar el tamaño de la muestra, se reduce la influencia relativa de los factores aleatorios, lo que le confiere tiene unas propiedades estadísticas más robustas que las de la propuesta anterior. Veamos qué resultados arrojan los datos obtenidos según este criterio:
Las conclusiones son inmediatas: el Estado español se lleva la cara y la cruz del estudio. Tiene esta nacionalidad el peor conductor que jamás ha pisado una pista (aunque tras el micrófono, su papel natural, lo hace muy bien), Pedro Martínez de la Rosa. Los que admiramos sus conocimientos teóricos, no obstante, agradecemos que las escuderías le hayan permitido conducir con los pilotos de verdad durante varias temporadas, lo que ha contribuido a afianzar sus conocimientos. Algo así como los niños que se sacan la foto con los futbolistas antes de que empiece el partido.
Y por el lado opuesto de la estadística aparece Fernando Alonso. A pesar de que muchos no duden en apodarlo «Lloronso» y otros calificativos no menos injustos hacia su carrera, el suizo nacido en la Península ocupa un puesto más que honorable: el de primero de los humanos en el circo de la F1. No podemos pretender que se acerque siquiera al absoluto dominador, Lewis Hamilton, cuyo reino no es de este mundo, como atestigua su incontestable ventaja sobre los coches que están en los circuitos para estorbarlo; pero, en el terreno de las medianías, el lugano-ovetense no tiene rival.
Por establecer una analogía con otro deporte, Alonso sería el que hace segundo en una prueba contrarreloj tras Miguel Indurain, mientras que De la Rosa sería Prudencio Indurain. Aunque, eso sí, comenta fenomenal.